Blog Inaugural (también conocido como "Hello World!")

"Hello World!" es lo que los informáticos suelen comenzar con el mensaje de prueba generado por sus primeros programas en vía de desarrollo. De manera similar, como ex informático (ahora coach de relaciones de pareja y de liderazgo para profesionales de alta tecnologia y nómadas digitales), os doy la bienvenida a mi salto inaugural como blogger de mi página web profesional - sin siquiera saber si el paracaídas se abrirá con éxito!

Mi objetivo es abarcar temas de mi especialidad en coaching de relaciones, o temas personales de interés relevante al siglo XXI, tales como la filosofía para vivir, la psicología, la neurociencia, la neuroeconomía, o la ética en el mundo de la IA. Y si expongo mis pensamientos por escrito, complementaré lo que mi página web ya presenta con detalle.

Hoy comienzo con una pregunta fundamental, "Para qué ser Coach?".

Por muchos años, mientras quemaba mis habilidades y tiempo en una multinacional con sede en Silicon Valley, siempre me inquietó la profundidad de la pregunta "Para qué?", porque de alguna manera me sacaba del plano de inconciencia y obedecimiento ciego a otro más observador y cuestionador. Así evitaba tomar por hecho lo que me sucedía en el cada día o lo que otr@s pedían o esperaban de mí.

Casualmente (o no), para poder acompañar a nuestros clientes como coach, se requiere un trabajo previo y constante. Tomar conciencia de lo que pienso, creo, digo y hago a mí mismo, hacer las preguntas serias a mí mismo, y escuchar con agudeza y con bondad... a mí mismo. Sin todo ese trabajo previo para llegar a un nivel de conciencia un poco más por encima del promedio, ¿cómo podría un coach acompañar a su cliente a donde quiere llegar, de forma retadora pero con amabilidad y sin juicio?

Antes de descubrir el mundo y la 'magia' de coaching, no sabía cómo iba a ser mi legado para esta incarnación de mi vida, en este siglo tan complicado desde la caída de los dot-coms, el 11/9, y la crisis financiera. Transcendentalmente, sabía you que ofrecería alguna especie de asistencia, consultoría o enseñanza a la próxima generación. De hecho, cuando me despidieron después de casi un cuarto de siglo en mi rol en la multinacional, edité mi perfil de LinkedIn con una misión vaga similar a esa idea.

A medida que me formé como coach, aprendiendo de otr@s coaches y mentores que vivieron 10 ó 20 años perfeccionando su habilidad como coach, lleno de humildad, sin codicia a la fama, la afluencia o al poder, con la creencia filosófica y divina que el mundo se puede cambiar para mejor, un cliente y una mente a la vez, reconocí mi propia respuesta a la pregunta "Para qué ser Coach?".

Mis lectores ya saben que las respuestas a muchas preguntas filosóficas no son unitarias, sino que van en base a la experiencia vivida por cada uno de nosotros, las decisiones tomadas a lo largo del sendero que elegimos personalmente (Dharma), y los efectos que esas decisiones nos repercuten (Karma).

Por eso nuestro coaching no es directivo. Confiamos plenamente en los recursos y habilidades de cada cliente para encontrar su propio sendero. Y es por eso que, al igual que la filosofía de la antigüedad como la que Helena Blavatsky (fundadora de la Sociedad Teosófica en el siglo XIX) trajo al mundo occidental, disponibles a la verdadera comprensión sólo para los "iniciados", el coaching trae técnicas y respuestas a preguntas que sólo aquellos lo suficiente "iniciados" para hacer esos cambios y avances necesarios en sus vidas, pero (aún) no saben cómo.

Os invito a una prueba de coaching conmigo, para que experimentes un acompañamiento único que tantos de nosotros en la industria de alta tecnología o como nómadas digitales necesitamos, para realmente avanzar y mejorar en el logro de nuestras metas personales y profesionales.

Concluyo mi primer blog comentando que al parecer el paracaídas que tenía puesto se abrió sin incidente. ;)